El amor está relacionado con el nervio mismo de la existencia. Desdichado aquel que odió mucho durante su vida, que consumió su furia por destruir a sus enemigos.
A todo el mundo le gusta estar enamorado, el amor alimenta la fantasía de poder ser otro sin dejar de ser el mismo. Devolvemos a la persona amada la imagen exagerada de sus cualidades amplificadas. Sin embargo, nuestra sociedad jalea de puertas para afuera a los enamorados y desconfía de ellos puertas para adentro.
Como el resto de humanos, los grandes pensadores vivieron intensamente, para bien o para mal, el amor. Sin embargo, ellos nos han dejado el legado de todas las ideas que tuvieron sobre este sentimiento. ¿Quién no ha sentido amor platónico? ¿Quién no se ha dejado arrastrar por el deseo? ¿Quién no se ha obsesionado con el amado? ¿Cuántas veces nos hemos enamorado de la imagen que nos hacemos de alguien en lugar de la persona real?