La Historia que en Colombia se escribió hasta poco después de la primera mitad del siglo xx giraba en torno a individualidades que jugaron un papel notable en los acontecimientos narrados. Después de este período, emergió una Historia que pretendió investigar y destacar los procesos de naturaleza social, económica, cultural, etc., dentro de los cuales las individualidades notables estaban actuando, y cómo y qué tanto contribuyeron estas individualidades a labrar la Historia narrada. Antioquia antigua es una Historia de procesos sin individualidades notables. Es una Historia de pueblos que, determinados por la naturaleza, procuraron someterla para sobrevivir, y lo consiguieron, pero solo temporalmente.
Cada período en el control de esta, al cabo de siglos de expansión y progreso, declinaba, porque los ecosistemas originarios de montañas lluviosas y de selvas cerradas se agotaban, luego de siglos de sustentar las estrategias de aprovechamiento; y este hecho obligaba a innovar. Como es apenas entendible, las estrategias que emergían de la innovación comportaban profundas transformaciones culturales. En los quince últimos siglos hasta la llegada de los españoles, con el hallazgo y la manufactura del oro, los pueblos de Antioquia Central, crecientemente, dejaron de depender de la naturaleza saqueada y esquilmada durante nueve milenios y se adentraron en el comercio y las actividades artesanales para conseguir de vuelta los avituallamientos esenciales. Esta solución a la encrucijada que les planteaban sus territorios empobrecidos y sabanizados, terminó por moldear el carácter de los pobladores, en adelante mineros, artesanos, y comerciantes en territorios lejanos.