¿Se desterrará por fin la mentira de la vida pública española?
Como se demuestra en la Antología, a pesar de los complacientes con ella, la mentira, como tal, es siempre reprobable, y más la mentira política, por cuanto supone la existencia de una máscara que encubre y oculta a todos los demás la verdad, y, al representante público que la practica continuamente, el miedo y la debilidad de no atreverse a ejercer y ser plenamente libre. Las sociedades democráticas no deben permitirla por cuanto su práctica implica una perversión y anulación del espíritu de la propia democracia, «que es de naturaleza sobre todo moral».