Thomas Hardy está considerado uno de los grandes novelistas de su tiempo, pero después de que críticos y lectores de su época le dieran la espalda a su ficción narrativa por considerarla demasiado incisiva, Hardy se refugió en su vieja pasión: la poesía.
Publicó su primer libro de poemas con 58 años y prolongó su carrera durante más de dos décadas. Los ocho volúmenes que dio a la imprenta constituyen una de las aventuras más coherentes y fascinantes de la poesía inglesa de principios del siglo XX.
El poeta combina un gusto por los paisajes del XIX (con sus brumas y fantasmas) y los ambientes rurales con un estilo seco y templado que influirá decisivamente en poetas tan modernos como Larkin, Auden o Hughes. Su poesía trata algunos de los temas más queridos de su literatura, como la ambición o la catástrofe. Pero si por algo destaca es por la exploración de la gama completa de los sentimientos amorosos (del éxtasis al abandono) con una complejidad y crudeza inéditas. De él dijo Philip Larkin: «Hardy me enseñó a sentir en lugar de solo escribir, y a tener confianza en lo que sentía». La presente antología cubre la totalidad de su obra poética en la excelente traducción de Xandru Fernández.