Comer nos “anestesia” por algunos momentos, pero por más que tapemos con comida nuestros vacíos, estos regresarán una y otra vez para recordarnos su paradójica presencia. ¿Qué hacer entonces?
La sanación de la obesidad va mucho más allá de la creencia de que nuestro único problema es el peso y que una vez que esté controlado con alguna dieta, todo se arreglará. La verdadera solución pasa por reconocer que muchas veces el hambre que sentimos no es fisiológica, sinoque obedece a necesidades emocionales que de no ser escuchadas y atendidas persistirán con su conocida carga de ansiedad y culpa.