Una de las voces más relevantes del ambientalismo joven argentino comparte su visión acerca de cómo transformar el mundo que habitamos y revertir la crisis planetaria.
¿Qué dirán sobre esta época en el futuro? ¿La juzgarán como egoísta, individualista, genocida, ecocida, antropocentrista e incauta, o será "el siglo donde la humanidad recapituló, puso al alma colectiva en puntas de pie y se despertó a tiempo"? En las últimas décadas, a través de los avances tecnológicos, demostramos que somos capaces de superar imposibles con frecuencia. Sin embargo, ¿cuál es el costo humano y ambiental de lo que comúnmente llamamos "progreso"? Bajo las reglas de la economía actual, ¿es factible satisfacer las necesidades biológicas y sociales de 7700 millones de personas (o subjetividades), de forma pacífica, saludable, justa, armónica y regenerativa, a nivel intra e interespecie, al tiempo que la crisis climática, ecológica, social, sanitaria, ética, emocional y espiritual nos pisa los talones? La capacidad de carga de la Tierra no solo demanda reducir, reutilizar y reciclar, sino cambiar el paradigma socioeconómico entero. ¿Estamos preparados para ello? ¿Qué pensamos al respecto? ¿La ciencia climática y ecológica es una creencia o algo fáctico? ¿Somos demasiado apocalípticos o nos cuesta aceptar los datos? ¿Estamos dispuestos a realizar un esfuerzo y ceder ciertos hábitos de consumo o apostamos todo a las nuevas tecnologías y los emprendedores socioambientales? ¿Necesitamos un reemplazo "ecológico" para cada producto-servicio que consumimos-utilizamos, o podemos suprimir algo? Cuando otras especies sufren (o se extinguen), ¿sentimos algo? ¿La meta es conservar y restaurar la biodiversidad para que sirva a nuestra existencia o reconocernos como parte de la naturaleza (no por encima de ella)?
En este sentido, buscamos materializar la ilusión de la sostenibilidad en un planeta que, con o sin nosotros, seguirá girando. Por un lado, no tenemos idea de qué hay detrás de ese horizonte, ya que está precedido por lo misterioso, incierto y desconocido. Por otro, sabemos que debemos ir en esa dirección, hacia el bien común. Entonces, en un mundo tan diverso y en constante cambio, ¿podemos comprometernos individual y colectivamente a seguir un objetivo mancomunado? ¿Cómo evolucionamos hacia nuevos contratos sociales (locales y globales) que sienten las bases de sistemas socioeconómicos autosuficientes, colaborativos, circulares, solidarios, inclusivos, coordinados, flexibles y sostenibles?
Máximo Mazzocco