Como la soja en el 2000, del petróleo depende ahora el futuro económico argentino. Eso explica que Vaca Muerta fuera el verdadero motivo de la expropiación de YPF a Repsol en 2012 y de que el gobierno acordara con Chevron, la petrolera más cuestionada del mundo, a la que le otorgó beneficios inéditos mediante un contrato secreto.
El petróleo mueve al mundo. En su nombre se han declarado guerras, levantado imperios y construido fortunas. Las empresas y los países forman una élite capaz de hacer temblar la economía global, lo que explica que el descubrimiento de la tercera reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional en Vaca Muerta llevara al gobierno de Cristina Kirchner a expropiar YPF en 2012 y firmar con Chevron un contrato secreto otorgándole beneficios excepcionales.
Con prosa hipnótica, Alejandro Bianchi describe cómo, junto con los dólares que empezaron a llegar a la Patagonia en plena crisis energética, florecieron la prostitución, los casinos y los negocios millonarios para los amigos del poder. Y cómo aumentaron también la coacción contra los pobladores y las amenazas al medioambiente de la mano del fracking, la cuestionada técnica de extracción de combustibles.
Argentina Saudita da cuenta de la complejidad geoestratégica del petróleo y explica por qué la caída inédita del precio del barril podría llevar al país a la bancarrota y convertirlo en otro Estado pobre, maldecido por sus propios recursos naturales.