Hacia el siglo II-III d.J.C. aparece un nuevo estilo artístico que corresponde a una mentalidad diferente desde el punto de vista religioso e histórico: el arte cristiano. Los ciudadanos romanos se habían preocupado siempre, quizá con exceso, del mundo material. Estos nuevos mortales que desde el siglo I, y con preferencia a partir del II y III, van a difundir su moral y sus creencias por el área mediterránea, prefieren olvidarse del mundo que les rodea para concentrar su atención en la beatitud de una vida ultraterrena.