“Las islas siempre han representado un destino exótico y misterioso. Han sido mucho más que una porción de tierra rodeada de agua por todas partes, como dice el diccionario, y dentro de la literatura han tenido una función mítica: la de alcanzar un objetivo imposible, una utopía o una quimera, como aquella ínsula Barataria del Quijote”. Así definí las islas en uno de mis libros, en el que buena parte de los capítulos narraban carreras en islas, a veces afrontando recorridos de más de cien kilómetros que incluían noches en vela.