Con el fin de conseguir dinero para apoyar a su familia, Marcela Loaiza emprende a sus veinte años un viaje a Japón, dejando atrás a su pequeña hija, a su mamá y a sus dos hermanos, con quienes vivía en Pereira. Pipo, el primer eslabón de la larga cadena del tráfico internacional de personas, la ayuda a conseguir el pasaporte falso para ingresar a ese país.
Al llegar, Marcela tiene que cambiar de identidad. Ya no será la joven ingenua que aspira a un trabajo como bailarina, sino Kelly, una prostituta al servicio de la mafia Yakuza, quien debe vender servicios sexuales en las calles de Tokio para poder pagarle una cuantiosa deuda a su proxeneta. Sus ilusiones se desvanecen rápidamente al chocar con la cruda realidad del maltrato y la violencia. Sólo el recuerdo de su hija y el tesón le impiden sucumbir, y finalmente logra escabullirse del tenebroso mundo en el que estaba atrapada.