Morgan no quiso hacer nada malo ese día. En realidad, ella quería hacer algo bueno. Pero su acto bondadoso jugó su papel en una tragedia mortal. Para seguir adelante, Morgan debe aprender a perdonar, primero a alguien que hizo algo que podría ser imperdonable y también a ella misma. Pero ella no consigue hacerlo. Ni siquiera puede ir más allá de la puerta del apartamento que comparte con su madre y su hermanito. Morgan se siente como si estuviera bajo el agua, incapaz de salir a la superficie. Incapaz de ver a sus amigos. Incapaz de ir a la escuela… Cuando parece que ya no puede contener la respiración por más tiempo, un adolescente aparece en el apartamento de al lado.