Se llama Bolívar, pero no es el héroe de Sudamérica. Es apenas un niño, pero ¿quién dice que un niño no puede cambiar un país? Bolívar, o Bolo, como le dicen de cariño, ha sentido la rabia de ver cómo los corruptos se salen con la suya y a nadie parece importarle. Esa furia lo lleva a la Presidencia de México. Pero ¿cómo? Una estrella fugaz detonó esa aventura improbable: un niño convertido en presidente para combatir al demonio de la corrupción. Naturalmente, una hazaña así tiene que hacerse en equipo, todos juntos contra un mal que parece invencible, pero no lo es.