Crónica de la amistad más antigua y más larga que tuvo Borges (nace en los años veinte y se prolonga por más de medio siglo) y fresco de la Buenos Aires de los años treinta y cuarenta.
Biografía de primera mano del Borges joven y aún desconocido.
Antes de ser consagrado mundialmente como uno de los escritores más importantes del siglo XX, hubo un Borges joven, apodado familiarmente Georgie, que trajinó la noche de Buenos Aires en extensas caminatas junto a un compañero de ruta con el que cultivaba el hábito de la ciudad, el dominio del verso y ciertas perplejidades metafísicas: Ulyses Petit de Murat, "compartidor de calles y de versos", y tal vez su amistad más antigua y más larga. Poco antes de morir, al escribir este, su último libro, Ulyses deja el único testimonio sobre los años en que su amigo, que todavía es joven y goza de la vista, se alimenta fruitivamente del material que será sustrato de las obsesiones que cristalizarán posteriormente en su obra de hombre de letras famoso, maduro y ciego.
A pesar de que no hay otra crónica tan de primera mano sobre el Borges de las décadas del veinte al cuarenta (los diarios de Bioy registran lo que va de los cincuenta en adelante), la felicidad de estas páginas va mucho más allá de lo meramente biográfico: está cifrada en la celebración de la amistad entre dos hombres y su ciudad.