Era un pueblo bello y despojado de la Patagonia, la puerta de entrada a los hielos infinitos del glaciar Perito Moreno. Pero desde hace unos años, El Calafate se transformó en destino turístico internacional y centro del poder. Se pobló de hoteles semivacíos y de inversiones millonarias, que incluyen casinos, aeropuertos, restaurantes y todo tipo de industrias vinculadas al placer. Periodista y viajero, Gonzalo Sánchez narra la trama íntima de esa transformación. Remonta las huellas de los habitantes originarios y de los primeros terratenientes para llegar hasta el presente, en el que la política encarna una nueva oligarquía. Dentro de esa elite pueblerina, un puñado de personas se reparte los principales negocios y a todos se los señala como testaferros de los Kirchner. En la ciudad que Cristina llamó "mi lugar en el mundo", hay denuncias de corrupción y viejas historias silenciadas; hay crímenes relacionados con el poder e intendentes que ganan votos con la frase "yo te voy a dar un terrenito"; hay inmigrantes llegados de países limítrofes para construir las casas y los hoteles de los ricos; hay pastores evangelistas que prometen la salvación y fantasmas de antiguas matanzas; hay trata de mujeres, suicidios adolescentes y una cierta idea en los habitantes de que su suerte está atada a la del kirchnerismo. Escrita con el pulso de lo urgente y la contundencia de los mejores relatos de viaje, Calafate. El paraíso perdido de la década ganada es una crónica periodística que invita a ser leída como un thriller político: la historia de un pueblo mutante y codiciado, que es al mismo tiempo una metáfora del país.