Carlos Nair Menem fue el secreto a voces mejor guardado del pueblo de Formosa en el que creció: allí todos, incluso él mismo, sabían que era hijo de Carlos Saúl Menem, quien sería presidente de la Argentina, y de Martha Meza, una maestra que llegaría a ser diputada de la nación. Pero nadie lo decía en público. A los dieciocho años le inició un juicio de filiación a su padre, quien, a pesar de verlo asiduamente (a escondidas de Zulema Yoma y de sus hijos Zulemita y Junior), lo negó una y otra vez. Recién en 2008 Carlos Nair recibió el apellido Menem y, aun así, para hablar con su padre debía hacerlo a través de custodios. Ya en el siglo nuevo, su rostro se hizo habitual en realities shows televisivos, pero pasó rápidamente a los noticieros, vinculado a drogas, accidentes, armas, robos. Su vida describe una parábola vertiginosa: de una infancia feliz a una adolescencia signada por el suicidio de su madre; de las travesuras inocentes con amigos a la vida marginal en el conurbano bonaerense.
La autora de este libro lo siguió desde el año 2012: lo entrevistó en Mendoza y en Buenos Aires; lo vio comer helado, tomar mates, reír, alardear, pavonearse, ir preso. Entrevistó a sus hermanos, a su abuela, a Zulema Yoma, a su tía, a sus amigos de infancia. El resultado es el retrato profundamente vivo, y por momentos triste, de un hombre rápido, herido, furioso.