La verdadera Castilla expresada por Delibes con una prosa bella e inigualable.
Castilla está sola, la pobreza y la humildad parecen hacerla mayor. Las gentes se expresan como son, intacta su manera de ser, y apuntan sabiamente a los ancestrales males de Castilla: son treinta y dos coloquios que nos hacen ver y comprender una Castilla desconocida. Delibes ha recorrido los pequeños pueblos, piensa en la sequía, en la pobreza del campo, en el abandono oficial. Qué hermosa era a principios de siglo Castilla y sus pueblos inventados desde Madrid por el silencioso Azorín. Pero la realidad que nos muestra Delibes es enteramente otra. El abad de La Trapa dice sonriendo: "La gente viene a nosotros, proceden del ruido y el silencio les sobrecoge". Páginas patéticas, lector, dictadas quizás a Delibes por un arcángel furioso en una prosa bellísima e inigualable para que Castilla hable.