«Mientras me revolcaba en el gramado retorciéndome de dolor, yo recordaba que Tronquito no solo traía intenciones de malograrme, sino que se despicaba porque Elisa, siendo jimbeña, me hacía mucha barra y sobre todo porque a la entrada del pueblo, ella, saliéndosede la fila de los que eran nuestros hinchas, se acercó y me dio un beso en la mejilla, diciendo: -Te deseo suerte, Cholito.»
Cholito vuelve a la aventura como goleador de la selección de su colegio. Cuando invitan a su equipo a un campeonato interescolar defútbol, él y sus amigos emprenderán un viaje por los pueblos del distrito de Cáceres del Perú, en Áncash, que los hará disfrutardesu amistad, el deporte, y los paisajes y costumbres de la sierra peruana. Aunque llevarse el triunfo no será tan sencillo como hubieran imaginado, Cholito no cuenta solo con el apoyo de sus compañeros de equipo y toda la comunidad de Rayán, sino con la protección del dios de la montaña, el dios Wamani.