En estas páginas, Ostrom aboga por una aproximación conductual a las ciencias sociales en contraposición al enfoque de la teoría de la elección racional estándar. Apuesta por integrar contribuciones de otras disciplinas, como la psicología cognitiva o la economía del comportamiento, y confiere una relevancia especial al método experimental, que tan en boga está en estos momentos en la ciencia política.