Saber hablar, pelear, amarse y aceptarse son los puntos más importantes para mantener una convivencia amena y cariñosa, que a su vez permita sostener un hogar en armonía, incluso en tiempos de crisis. La complicidad, la confianza y la comunicación abierta y honesta deben primar a la hora de enfrentar todos los asuntos en la cocina, la cama y el banco.