Yaiza tenía muchos planes, pero el destino le jugó una mala pasada. Cuando está a punto de tocar fondo, su amiga Andrea la lleva engañada a un casting y, sin proponérselo, se convierte en una improvisada, inexperta y torpe Ama Castigadora…
En caso de necesidad, casi cualquier opción para ganarse la vida es buena, se recuerda a diario al verse inmersa en ese pecaminoso y lujurioso mundo en el que casi todo está permitido. Por otra parte, las descabelladas peticiones de sus clientes dan pie a numerosas situaciones repletas de risas y diversión.
Así que pongámonos la máscara de piel, el vestido de cuero y unos taconazos de infarto, porque nuestra chica ya tiene el látigo en sus manos mientras se repite, una y otra vez, la famosa frase: «Ay, Manolete, si no sabes torear, pa' qué te metes…».