Durante el año 2018 en medio de una marcha feminista, un grupo irrumpió en la Alameda santiaguina regando sangre y vísceras de animales como una forma de contraprotesta frente a las demandas por un aborto libre. Se trataba del Movimiento Social Patriota, una agrupación que había madurado en silencio, retomando viejas consignas nacionalistas y sumando otras nuevas, todo para resguardar un país bajo la constante amenaza extranjera y globalista. Según ellos, una forma de luchar "contra todo lo podrido".