En un lugar del universo llamado Tierra Cristal, vivía un pueblo que hablaba con las estrellas. Los ancianos enseñaban a los niños desde muy pequeños a comunicarse con ellas, pero no con palabras, sino con pensamientos. Cuando un niño de Tierra Cristal cumplía siete años, se hacía una gran fiesta y escogía una estrella con la que tenía que aprender a comunicarse. Crisol estaba nervioso, porque esa noche celebraba su fiesta de cumpleaños y después elegiría su estrella. Un cuento sobre la confianza en uno mismo y la autoestima.