Este segundo libro de recuerdos se inicia con una rememoración de lo que era la vida en Monterrey al nacimiento de Alfonso Reyes, los barrios principales y la organización incipiente de la ciudad, para luego adentrarse en la casa paterna, el huerto, los juegos y las diversiones infantiles. Todo se convierte, bajo la sombra providente del general Bernardo Reyes, en un lugar encantado.