El mundo de los jóvenes y niños es un misterio para los adultos. Los bruscos y rápidos cambios en las mentes y cuerpos, la entrada a un orden de reglas enemigas y esa sensación de que todo está pasando por primera vez, son detalles que complejizan sus relatos, en apariencia simples. Por otra parte, el cansado y monótono compás de la madurez, que insensibiliza a los sujetos, hace que se acepten situaciones inimaginables y acaba configurando una normalidad terrible y monstruosa. Entre ambas experiencias habitan los narradores de los relatos de Amanda Teillery en ¿Cuánto tiempo viven los perros?, su primer y sorprendente libro.
Familias fracturadas, promesas incumplidas y la voluntad casi nacional de aparentar un estatus, moral o
bonhomía falsos, emergen en las historias de Teillery bajo la presencia ominosa del silencio, ese que cubre
la violación, la mentira, el arribismo y la bravuconería. El sufrimiento de los jóvenes está conectado al de los padres, como si más que una causalidad o una culpa existiese una suerte de destino —al modo de la tragedia helénica— producto de la irrefrenable búsqueda de mejoramiento material que el capitalismo salvaje presupone.
¿Cuánto tiempo viven los perros?, es un debut auspicioso que destaca por la precisión que logra la autora a tan temprana edad, mostrando de forma descarnada cómo se vive y se sufre en los sectores más acomodados de la sociedad chilena.