Los monstruos no surgen de la nada. Son criaturas que tardamos en reconocer a través de la bruma y que, antes de alcanzarnos, han hecho un largo y vacilante camino desde orígenes muy diversos. Un caso mediático de la crónica negra, un episodio histórico, un hallazgo científico, una creencia mitológica, un edificio maldito, una fantasía distópica, un trauma colectivo,... a veces cristalizan en nuestra imaginación bajo una apariencia monstruosa, agudizada por un sentimiento muy familiar: el miedo.
A quienes siempre se han acercado al cine de terror con una mezcla de escepticismo y aprensión, les sorprenderá la enorme influencia de las veinticinco películas ilustradas y reseñadas en este libro, convertidas en clásicos y en iconos reconocibles para todo el mundo. Su diversidad, sus fuentes de inspiración (casi siempre literarias), su calidad artística y técnica y su frecuente carácter intemporal, justifican la existencia de fieles y multitudinarios aficionados a la irrupción del terror en la pantalla. Uno de los géneros cinematográficos con mayor capacidad para que nos revolvamos en nuestras butacas, nos sintamos zarandeados en nuestras emociones y no nos recuperemos tan fácilmente tras la palabra FIN.
(Alberto Gil)