Aunque resulte difícil de entender, para algunos seres humanos la vida puede doler y la muerte o el autodaño se convierten en formas de aliviar ese dolor emocional, esa sensación de vacío, ese sinsentido. Esto es aún más complejo y doloroso cuando ocurre en niños y adolescentes, y, desafortunadamente, es una situación que va en aumento en gran parte del mundo.
En estas páginas, las autoras ofrecen información sencilla y alternativas claras para que padres, cuidadores y docentes aprendan a apoyar a los niños y adolescentes que se enfrentan al riesgo de suicidio o a las autolesiones. Además, muestran cómo la prevención y el reconocimiento de señales de alerta son dos de las herramientas más poderosas con las que contamos los adultos para cuidar e incluso salvar la vida de nuestros hijos. Finalmente, ahondan en las acciones que se pueden promover, desde el hogar y la escuela, para reducir la vulnerabilidad de los niños frente a estas situaciones.
Este texto es una invitación a adentrarse, con curiosidad y confianza, en un fenómeno complejo. Pretende orientar en la búsqueda de alternativas de ayuda y en la construcción de una vida con sentido.