La velocidad y atractivo de las pantallas exige cada vez más atención de los lectores. Los libros no pueden (ni tendrían por qué) competir contra eso, pero hay géneros que pueden adaptarse al ojo acostumbrado a tuits y chats. Las minificciones que entrega el autor van desde lo culterano hasta lo costumbrista, pasando por la brevedad casi aforística. El libro agrupa cuentos de horror, de ciencia ficción y fantasía, de humor y los de corte filosófico.