Somos cuerpos encarcelados por nuestras mentes. Sólo cuando el deseo se abre paso, florecemos...
Antonia se transforma repentinamente en hombre. Sus nuevos genitales le son desconocidos en muchos aspectos, desde la forma de asearlos hasta la forma de ejercitarlos en la sexualidad.
Antón-Antonia desarrolla una fijación por los mingitorios y explora encuentros con hombres y mujeres, que paradójicamente podrían calificarse de lésbicos o gay, según la óptica.