Steven Johnson contradice uno de los grandes prejuicios del mundo postmoderno: la idea de que los videojuegos, la tele, Internet y otros entretenimientos de hoy en día son perjudiciales para el desarrollo cognitivo y moral de la gente.
¿Recuerdan El dormilón de Woody Allen? ¿Aquella película en que un personaje despierta en el futuro, descubre que todo aquello que resultaba nocivo para su salud se sabe ahora beneficioso? Steven Johnson recupera esta idea para crear su Curva del Dormilón en Cultura basura,cerebros privilegiados y contradecir uno de los grandes prejuicios del mundo postmoderno: la idea de que los videojuegos, la tele, Internet y otros entretenimientos de hoy en día son perjudiciales para el desarrollo cognitivo y moral de la gente.
Johnson sostiene que, en un universo plagado de entretenimiento generalizado, que apunta, intelectualmente hablando siempre hacia arriba, la cultura popular de hoy obliga a sus consumidores a realizar tareas cognitivas: tomar decisiones rápidamente y plantear estrategias a largo plazo en el caso de los videojuegos de rol, o llegar a manejarse en el entorno virtual de Internet.
Incluso la tele-basura es más compleja y estimulante en términos de complicación del «argumento» y exigencia de atención por parte del espectador como en los casos de Supervivientes o Gran Hermano, programas que habitualmente se citan como ejemplos claros del declive cultural.
La crítica ha dicho:
«De manera maravillosamente entretenida Johnson propone que lo que nos hace más inteligente es precisamente aquellos que pensábamos que nos estaba volviendo tontos: la cultura de masas.»
Malcolm Gladwell, autor de Inteligencia intuitiva y Lo que vio el perro