Un solo muerto y demasiados sospechosos en un nuevo caso del Alfabeto del Crimen.
La ayuda que, en esta ocasión, le pide un tal Alvin Limardo a la investigadora privada Kinsey Millhone es más bien rutinaria: localizar a un joven que le ha hecho un favor y a quien adeuda un talón de U.S.$ 25.000. Demasiado tarde se enterará Kinsey Millone de que su verdadero nombre es John Dagget y de que, además de mentiroso, alcohólico y ex convicto, es también un fiambre más en la morgue del distrito. Los polis dicen que murió ahogado, pero Millhone se niega a creerlo. Metida en la basura que es la vida de ese muerto, pronto descubre que tenía muchos enemigos con buenas razones todos para acabar con él: la hija y la esposa, marcadas por la convivencia con un borracho, una mujer que creía ser su esposa legítima y, para colmo, detrás de los U.S.$ 25.000, una banda de narcotraficantes. Pero, ante todo, están las familias de las cinco personas que John Dagget atropelló un día salvajemente en pleno estado etílico.