¿Por qué deberíamos aceptar sin objeciones el escenario que plantean los entusiastas ingenuos de la tecnología? ¿Deberíamos asumir que el desarrollo tecnológico no puede hacerse de otro modo? ¿Tenemos que adecuarnos a un modo de vida sobre el que no hemos podido emitir ninguna opinión? Dar sentido a la técnica significa construir significado e intervenir en el rumbo del desarrollo tecnológico. Necesitamos nuevos criterios para que el sentido de la técnica pueda incorporarse a la cultura y para que podamos decidir, nada menos, sobre nuestra forma de vida. Nuevos criterios de desarrollo que nos permitan discutir sobre lo que es deseable y lo que no, que revinculen socialmente los ámbitos de la creación técnica con la vida de los usuarios. Buscar la honestidad tecnológica supone legitimar los modos de desarrollo para que el sentido de la técnica no anule aspectos esenciales en nuestra construcción como seres humanos.