Lautaro –hijo de Miguel Palma y Oriana Lombardi– es un silencioso aspirante a pianista que vagabundea por las calles de Santiago y Calbuco, y por ciertos bares como el Trumao y Las Tinajas de Villa Alegre. Anima fiestas, toca en un supermercado, y se pierde por horas en la discoteca del conservatorio. Dile que no estoy, de Alejandra Costamagna, relata a través de sus historias el cambio de Chile y de la lengua chilena a través de los años ochenta, noventa y dos mil, con todas sus promesas incumplidas y
traumas. Así, Lautaro, quien se imaginó durante la infancia atrapado en una pecera, a medida que crece se va sintiendo cada vez más ajeno a su familia, su historia y su país, como toda una generación.
«La narrativa de Dile que no estoy es una prosa de lo cotidiano, desjerarquizada y aglutinante, que por ende no renuncia a ninguno de los pormenores posibles en el tiempo que cubren sus registros, ni tampoco a las distintas visiones que se puede tener acerca de ellos. Costamagna ha sabido producir una novela sabia y sólida, que no desmerece de las mejores que se han escrito en Chile y América Latina en los últimos años». (Grínor Rojo)
«Una novela con guiños clásicos, pero atípica a la vez, una apropiación del género, con infinitas capas que se superponen, con personajes conmovedores, y de una sensibilidad exquisita. Es tiempo de releerla y celebrar el rescate de este libro, porque estamos ante la presencia de buena literatura. Literatura a secas». (Carolina Melys)