El amor no redime, su memoria tampoco. La literatura crea o recrea la verdad y, con ello, su apariencia. El autor perece víctima del espejismo que ha concebido y parido, golem que rondade noche las sombras de la conciencia y toma justa venganza del mago que con su palabra lo ha despertado del sueño venturoso del olvido revestido de ignorancia, o al revés. He aquíbrevemente la síntesis de una vida, su balance final, si no fuera que donde empieza la muertese abre la vida.