"Entonces comprendí por qué llamaban a Villa el Centauro: hombre y bestia eran una sola cosa, fundidos por la rabia y el valor". Valentín.
Valentín, con solo doce años, le hace una promesa a su madre en su lecho de muerte: ir en busca de su padre, quien, unos años antes, se unió a las filas villistas. La División del Norte pasa por el pueblo del muchacho y éste, en un arranque de valentía, se acerca sin dudarlo al mismísimo Centauro. Comienza así un periplo de aventuras y aprendizajes, en el que Valentín deberá demostrar que ha entrado, aunque a marchas forzadas, en la edad adulta. ¿Encontrará a su progenitor? ¿Comprenderá el valor de alzarse en armas por la causa revolucionaria? ¿Cuál será el detino de la bola en esos últimos días aciagos en el norte del país?
A través de la mirada entrañable del propio Valentín, iremos conociendo sus pugnas internas, miedos y arrebatos, así como a un Pancho Villa más humano, quien, además de general, fue un padre para todos aquellos que lucharon por la Revolución.