Amaba su existencia con pasión, pero estaba condenada, y Anne Bert decidió elegir no sufrir hasta el final la tortura infligida por la esclerosis lateral amiotrófica.
Este es el viaje definitivo de la autora. El que la obligó a morir fuera de la ley, prisionera de sí misma, porque la justicia francesa no autorizó acortar su sufrimiento.
Una sugerente invitación a descubrir el sabor de los momentos finales; a aprender a pensar en la muerte; a despedirse de los seres que uno quiere,
y a enfrentar el reto de las últimas alegrías a pesar del dolor.
Una oda a la libertad y a la vida, solo posible por la determinación de esta escritora a eludir el deterioro final.
«A la luz de este último verano que saboreo, tan rodeada y, sin embargo, tan solitaria, estos son los fragmentos de este cara a cara con la mortalidad».