El 1 de diciembre de 2011. En Guanare (Portuguesa), Capital espiritual de Venezuela, luego de inimaginables maltratos, torturas y vejaciones, un niño de apena cinco años perdió la vida. El desmesurado suceso mino muy pronto la tranquilidad de la ciudad y ante la ausencia de declaraciones oficiales, el boca a boca y las redes sociales activaron a la comunidad que, enardecida, tomo las calles para exigir justicia. La ciudad ya no fue la misma.