Cuando la memoria hiere, casi siempre se busca la manera de huir de ella, de negarla, o bien, de enterrarla en un pasado que no se visita nunca más.
Cuando la memoria hiere, casi siempre se busca la manera de huir de ella, de negarla, o bien, de enterrarla en un pasado que no se visita nunca más. Los actos descarnados de Matías Elías han construido una memoria punzante y desgarradora para sus padres que, en un acto desesperado, buscan la manera de redimir las acciones de su hijo a través de un hipnotista que, con medios poco ortodoxos, intentará borrar las memorias de su mente criminal para convertir a la bestia en un buen samaritano.
Los padres se cuestionan, tratan de entender el proceder de su único hijo, pero la incapacidad para asimilar la magnitud de la desgracia lleva al padre de Matías Elías a montar una opereta inverosímil que él mismo termina por creerse. De esta manera, no solo su hijo podrá tener una nueva memoria, también ellos podrán crear otra que les permita purificar su pasado.
El hijo de las dos memorias es una exploración feroz de la relación entre padres e hijos, un tema sobre el que se han volcado autores como Franz Kafka, Héctor Abad Faciolince o Philip Roth. El crítico literario Wilfrido H. Corral, quien dedica unas páginas a manera de epílogo a este relato, dice sobre Carlos Vásconez: "El hijo de las dos memorias es una persuasiva renovación y puesta en perspectiva de sus congéneres, un ejemplo de lo que puede lograr el trabajo de orfebre con la concisión y la transmisión de nuevos enfoques". Vásconez nos ha acostumbrado con su obra a navegar por las aguas turbulentas de la indescifrable condición humana, y esta novela, por supuesto, no es la excepción.