El largo viaje de un triángulo azul

En el año 1936, cuatro hombres abandonaron su pueblo para combatir en la Guerra Civil. Todos murieron unos años más tarde en campos de concentración nazis. En 2013, el autor, nieto de una de aquellas víctimas, tras llevar a cabo una peculiar investigación, realizó un viaje en solitario siguiendo sus huellas por las playas del Rosellón, la costa de Dunkerque, y los campos de prisioneros y exterminio de media docena de países. «El viaje no es una fuga en busca de descanso, sino más bien una peregrinación a los lugares en los que mi abuelo pocas veces tuvo que tener la oportunidad de gozar de algún placer. Busco los campos de refugiados, los caminos de huida, los lugares de guerra y muerte, para poder entender las cosas que debieron pasársele por la cabeza a Hipólito cuando fue dando tumbos por una Europa sumergida en su momento más terrible; pero también qué se le vendría a la mente cuando viese por primera vez los Pirineos, los picos nevados de los Alpes, el mar Mediterráneo y la negrura del atlántico, qué sentiría al zambullirse dentro de una babel de idiomas, él, que como todos los puenteños, tendría por imposible pronunciar una jota sin aspirarla».