Meses y meses repitiéndome la misma pregunta inútil: ¿Por qué nos metieron presas? ¿Qué hicimos, qué pensamos, qué dijimos de más, qué amenaza encarnamos sin siquiera darnos cuenta? [] Dieciocho escritoras borradas de un plumazo. En arresto domiciliario. Una verdadera mierda. Con estas líneas, Luisa Valenzuela inicia un relato cuya protagonista, confinada sin razón, no tiene más que escribir en su laptop. El regreso de un fornido conocido israelí para rescatarla y esclarecer el misterio da a esta novela un toque rosa, si bien ésta es una búsqueda de esencias femeninas, personales, lingüísticas y humanas y una exploración de esa bestia que sujeta al hombre y lo manipula, el lenguaje.