Desde el principio de los tiempos se sabe que toda persona puede cambiar de pareja, de género, de ideología partidaria o política, de religión, de nacionalidad incluso. Pero nunca, jamás, jamás de los jamases podrá variar su simpatía por un equipo de fútbol. Aquel fervor por determinado team que abrazó en su más tierna infancia y esa permanecerá inalterable hasta el último aliento.
Ahora bien, para que esa condición sea reconocida en cualquier estadio, obviamente incluido el propio, el Negro Fontanarrosa dicta en las páginas de este Manual del hincha las reglas imprescindibles, precisas y claras para que usted se convierta en ese/a desaforado/a que dará hasta la vida por sus colores predilectos sin importar la adversidad de los resultados.