En este thriller psicológico policíaco, que circula como un hilo de sangre entre Cali, Madrid, Barcelona, Mataró, Peratallada y Tokio, Julián Mejía lleva al lector a perseguir como un sabueso la ruta de unos personajes que llegan a puntos de encrucijada en la vida y que, expuestos a infinitas elecciones, eligen la del mal.
El amor, las malas elecciones, la familias tóxicas, la culpa y la manera de convivir con ella, son temas centrales de esta obra, donde el autor despliega las herramientas del buen arquitecto para componer una estructura compleja, en la que las historias se entrecruzan como planos arquitectónicos de un gran andamiaje, que solo puede verse plenamente al final.
Un minuto es una ilusión, un minuto es una percepción y, por tanto, un minuto de nuestras vidas, que creemos medible y cuantificable, es siempre una ficción. En esta novela el tiempo y el espacio no son lo que parecen.