La obra El niño ciego nos describe la experiencia de un hombre por demás analítico y perfeccionista llamado Pedro, quien se dio a la tarea de ahondar en los intrincados temas religiosos. Es católico de nacimiento pero escéptico por indefinición. Sin embargo, Pedro bien sabía las consecuencias de subsistir con la indiferencia, esa que da forma a la mayoría de nuestras incertidumbres; sensaciones que no estaba dispuesto a sobrellevar y mucho menos cargarlas de por vida. De ahí parte esta historia que será difícil de creer.