La mejor literatura de la modernidad la han escrito los grandes robinsones urbanos
Publicado originariamente en Granada en una edición de escasa difusión en 1984, El Robinson urbano es el primer libro de Antonio Muñoz Molina, en el que muestra ya en plena sazón los rasgos característicos de su estilo y su visión del mundo. El libro reúne algunos de sus primeros textos publicados en Diario de Granada y conforma una crónica de la cotidianidad ciudadana donde la capital andaluza recuerda al París del Baudelaire, el Madrid de Gómez de la Serna o el Nueva York de Lorca. Así, «este diario de anotaciones granadinas […] es el asedio y finalmente la toma de una ciudad para el catálogo de ciudades imaginarias y reales que con palabras funda la literatura».
Con este libro, Muñoz Molina se sumaba por tanto esa tradición del flâneur, del transeúnte, callejero anónimo y caminante, que recorre la ciudad como forma de conocimiento, tras los pasos de grandes Robinsones urbanos como De Quincey, Edgar Allan Poe y Baudelaire «con el placer, absolutamente inédito hasta entonces, de recorrer la ciudad sin ir a parte alguna y sin tener otra compañía que la propia voz en la conciencia».