Lleva el nombre de una princesa de Oriente, y de una princesa es su belleza y su elegancia. La cigüeña Nilú nunca ha conocido a su padre, pero todas las noches escucha el canto de amor de su madre dedicado a su compañero, que un día voló del nido y nunca regresó. Ahora le toca a ella alzar el vuelo y conocer la experiencia del viaje y la migración. Nilú está muy excitada con la idea de partir hacia ese lugar lejano, la tierra de los grandes árboles, el África inmensa. Pero no imagina lo que va a vivir, con las alas como única arma y salvación: la ebriedad del vuelo, la angustia de la soledad, el miedo al enemigo. Y también el estupor ante los encuentros y la melancolía que dejan las despedidas, la alegría trepidante de la espera y la dulzura del regreso.