Fue el mugido y luego un avión que dibujó su trayectoria blancuzca en el cielo. Enseguida fue el choque, y luego los muertos… Después, al pueblo de Angustia, escenario de este juego impecable de imaginación, llegaría la ocupación, acaso el desdoblamiento, tal vez la suplantación de cada uno de sus habitantes por los sobrevivientes del accidente.