Publicar un libro, a estas alturas, se me antoja escribir otro libro. Acciones cotidianas que resolver. Espero sobrevivir para pasar por el papel estas manos carentes ya de efectividad. Se encontrarán con las memorias de casi un año, desde el 24 de febrero. Cuando al autor, que a veces se llama Silvano, lo condenan a quimioterapia.
El lector se encontrará también con la soledad acompañada. Una proyección interior a lo demás, a los demás. Un opinar.
A veces, un atrevimiento en esta etapa de la posverdad, tan lamentable. Una desgracia, apearse de la búsqueda de la verdad y subirse a la mentira.
Negación de toda ética que nos hace caminar entre la niebla que impide la contemplación del paisaje peregrino.
Un año de memorias. Muchos folios blancos que perlar. «Que tantas cosas pasan en un día», valga el endecasílabo, verso tan usado en nuestros clásicos. En tantos días y años, ¿qué no pasará?
Este libro es disciplina y sentencias en latín, siempre traducidas, adecuadas a la moralidad. De Séneca y otros, tan adecuadas a la moralidad. Referencias literarias. Muchas cosas.
Tolle et lege. «Toma y lee».