Tanto en sus Ensayos sobre los poderes intelectuales del hombre como en estos Ensayos sobre los poderes activos de la mente humana, Thomas Reid expone las ideas fundamentales de su llamada filosofía del "sentido común". Para Reid, esta expresión es sinónimo de una capacidad innata a la naturaleza humana, que la hace poseedora de principios incuestionables, compartidos por el filósofo y por el individuo común, mediante los cuales la mente aprehende las verdades básicas del pensamiento y de las cosas. Los elementos primarios del conocimiento están ahí y no cabe cuestionar su existencia; los datos de nuestra conciencia original han de presumirse verdaderos.
Reid da en esta obra múltiples ejemplos de ese conocimiento con el que todos contamos, entre ellos nuestra noción de una realidad ajena al yo, que ha de ser aceptada como verdad primaria e innegable, y nuestra conciencia de poseer una sustancia interna, que, contra lo que Hume pensaba, es garantía suficiente de que existe un yo personal sustantivo, independiente y separable de nuestras sensaciones y percepciones. De manera semejante, la noción que proviene de haber encontrado en nuestro interior una fuerza capaz de dar movimiento a nuestros cuerpos y dirección a nuestros pensamientos es prueba de que tal poder interno existe de hecho en seres dotados de entendimiento y voluntad. No hay lugar para relativismos morales. En las acciones conscientes y voluntarias susceptibles de alabanza o de censura, es siempre posible hablar de un agente responsable -el ser humano mismo-.