Cuando arribó a sus treinta años, Eduardo Peláez Vallejo se retiró de la abogacía, se separó de su familia y se fue a vivir solo a la finca familiar, ubicada en una montaña de El Retiro, Antioquia.
Allí se dedicó a la literatura y a la cría de caballos de paso fino colombiano. Este caballero a caballo es la realización literaria de su vida como criador.