A veces, la mejor forma de encontrar algo es con los ojos cerrados
Dicen que la curiosidad mató al gato. Pero si el gato se llama Fisk y es detective, la curiosidad es una gran herramienta. Audaz, brillante, Fisk tiene en sus manos (en sus garras, mejor dicho) el caso de un felino desaparecido. Las huellas y los testigos apuntan a la calle Diplomáticos número 19, una enorme casa en la que muchos han entrado, pero nadie ha salido.
¿Y si nuestro detective se metió donde no debía? Para lograr escapar y resolver el misterio, este héroe deberá valerse de todas sus habilidades, en especial las que nunca creyó necesitar…