De carácter rural y profundamente tradicionales, los agrestes paisajes pirenaicos representan un paraíso para los esquiadores, escaladores, senderistas y ciclistas. Pero aquí no todo se reduce a emociones fuertes: también hay pueblos de montaña, castillos cimeros y antiguas cuevas. Puede que los Pirineos no sean tan imponentes como los Alpes, pero no por ello desmerecen en absoluto. Solo hay que calzarse las botas y ¡lanzarse a la aventura!
• Admirar las vistas desde el elevado observatorio del Pic du Midi.
• Mapas.
• Emprender una caminata hasta el Cirque de Gavarnie, un anfiteatro de montaña.
• Transporte.
• Observar fauna endémica amenazada en el Parc Animalier des Pyrénées.
• Restaurantes y alojamiento.
Incluye: Pau, Lourdes, Parc National des Pyrénées, Valle de Ossau, Cauterets, Valle del Ariège.